lunes, 2 de marzo de 2009

... y el día más inesperado ...

El día más inesperado sueñas que te caes y te despiertas con un año más.

El sueño y el dolor han dejado huella en tu rostro y no sabes que la puedes borrar.

Lloras las horas y pierdes las lágrimas sin poder ni sentir que el corazón se te ha roto en dos partes para nada iguales.

Te mueves perdida en un tono gris y subes al tren que te lleva a ninguna parte.

El mismo día, que sigue siendo inesperado, te sorprendes con un té en una mano y una dulce galleta con sabor a canela en la otra. Y ese día, dos duendes, te enseñan una luz que brilla tan intensa que te duele en las entrañas.

Caerte a veces sienta bien. Del dolor uno decide cuanto aprende.

Recuperas cien minutos de sueño. Vives las horas y saboreas las lágrimas. Más saladas y menos amargas.

Te descubres a ti misma corriendo, sin que tus pies lo sepan.

El día más inesperado el gris se vuelve verde. Bajas del tren que te lleva a ninguna parte y te subes al que te dejará donde tú quieras.

como contarte quien eres


¿Cómo contarte quien eres, si nunca nadie te ha visto?

Te deseó e imaginó tantas veces, que en sus sueños podía acariciarte y ya te había puesto nombre.

Los ojos azules y el pelo castaño. La piel más blanca que la nieve y las manitas diminutas, como el resto de tu cuerpo.

Te quiso, sin poder ni olerte, más que a nada en este mundo. Te abrazó y besó miles de veces.

Imaginó tu llanto y que la absorbías amarrada a su pecho. Lloraste y reíste, siempre en sueños.

Dormías en sus brazos y le cogiste el índice, el corazón y el meñique. Paseabas acurrucada en su pecho mientras te contaba un cuento.

Un día de octubre dejó de soñarte pero jamás podrá olvidarte.

Te habría querido más de lo que puede imaginarse.